Cuando retomar la actividad física luego de COVID 19

10 marzo, 2021
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Durante la práctica médica se ha observado que en pacientes que cursaron un cuadro de COVID leve, algunos de ellos experimentaron una prolongada recuperación, particularmente cuando intentan volver a hacer ejercicio. Además, existe un reconocimiento cada vez mayor de las posibles complicaciones a largo plazo de esta enfermedad, la llamada “covid «posaguda» o «prolongada», que incluye afección cardiopulmonar y secuelas psicológicas en algunas personas. El análisis de David Salman y colaboradores publicado en la revista British Medical Journal (BMJ 2021;372:m4721 | doi: 10.1136/bmj.m4721) ofrece un enfoque pragmático para ayudar a los pacientes a volver a la actividad física de forma segura después de la Infección por CoV-2.

Conocemos los beneficios para la salud de la actividad física, tanto desde lo cardiovascular como de la salud mental; y conocemos los daños provocados por la inactividad física, el cual constituye un factor de riesgo importante de enfermedades no transmisibles en todo el mundo, junto con otros como el tabaquismo o la obesidad.
Se observó una disminución de la actividad física desde el inicio de la pandemia en personas con enfermedades crónicas como la obesidad, hipertensión arterial; condiciones que estuvieron asociadas con peores resultados de covid-19.
Las publicaciones hasta la fecha se centraron en cómo y cuándo los atletas podían volver a la actividad deportiva después del covid-19; sin embargo, la actividad abarca mucho más que el deporte y debería ser parte de la vida diaria.

¿Cuáles son los riesgos de la actividad física después del covid-19?

La comprensión actual de la recuperación del covid-19 es limitada, pero la investigación preliminar ha destacado varias preocupaciones clave, primero, la miocarditis (daño o inflamación del músculo cardíaco), ya que hacer ejercicio en presencia de miocarditis se asocia con una mayor morbilidad y mortalidad.
En segundo lugar, las complicaciones como la embolia pulmonar, que también se asocian con covid-19. Actualmente no se conocen efectos a largo plazo sobre la función pulmonar, pero hay datos que sugieren alteraciones persistentes en la función pulmonar y de la capacidad de ejercicio en supervivientes. Finalmente, fenómenos psiquiátricos, como la psicosis, se han identificado como una característica de presentación potencial del covid-19, y las secuelas psicológicas después de la infección pueden incluir trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión.
Conocemos los beneficios de la actividad física, pero no existe una solución perfecta dada la actual incertidumbre, aunque debemos permitir un regreso gradual a la actividad y al mismo tiempo tratar de mitigar los riesgos.

¿Cómo sé si mi paciente puede volver a la actividad física de forma segura?

Es necesario tener en cuenta una serie de factores. Primero, ¿Está la persona físicamente lista para volver a la actividad? Existe acuerdo en que el regreso al ejercicio o la actividad deportiva debe sólo ocurrir después de un período asintomático de al menos siete días.
El segundo factor es que los síntomas continuos, pueden ser indicativos de una enfermedad covid-19 posaguda o COVID largo, esto requerirá una evaluación clínica. Se cree que las personas que tenían una enfermedad covid-19 más grave, como las que fueron hospitalizadas, tienen un mayor riesgo de complicaciones cardíacas y eventos tromboembólicos. Personas que no requirieron tratamiento hospitalario pero que tuvieron síntomas durante su enfermedad que sugirieron lesión del miocardio, dolor de espalda, disnea severa, palpitaciones, síntomas o signos de insuficiencia cardíaca, o síncope y presíncope, deben evaluarse con un examen clínico y con estudios adicionales como electrocardiografía y ecocardiografía.
Tanto las guías europeas como las estadounidenses abogan por la restricción del ejercicio durante tres a seis meses en casos de miocarditis confirmada por resonancia magnética cardíaca o biopsia endomiocárdica.
En tercer lugar, con respecto a los síntomas respiratorios, se espera que la tos persistente y la falta de aire desaparezcan después de varias semanas, pero, cuando los síntomas no se resuelven o empeoran, pueden indicar complicaciones pulmonares como embolia pulmonar o neumonía entre otras.
Finalmente, ¿la persona está psicológicamente preparada para embarcarse en una programa de actividades? La actividad física tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y tiene un papel en la prevención y tratamiento de enfermedades mentales.
Las secuelas psicológicas de la infección por covid-19 pueden detectarse en la consulta, preguntemos sobre el estado de ánimo, el sueño, el apetito y la motivación.
Hay que escuchar, reconocer y validar las preocupaciones del paciente.

¿Cómo guío a un paciente de regreso a la actividad física?

No existe una forma clara y basada en la evidencia para orientar el regreso a la actividad física, pero un enfoque prudente es que debe ser gradual, individualizado y basado en la tolerancia subjetiva de la actividad.
Una vez que un paciente ha evaluado y ha estado libre de síntomas durante al menos siete días, se puede utilizar un enfoque por fases para aumentar los niveles de actividad física. Si la persona no estaba físicamente activa antes del covid-19, este puede ser un momento oportuno para discutir cómo volverse más activo. La reaparición o el nuevo desarrollo de los síntomas, que incluyen tos, dificultad para respirar anormal, palpitaciones, fiebre y anosmia, indican la necesidad de detenerse, buscar consejo médico si es necesario y reiniciar el proceso cuando no presentan síntomas.
Medir los niveles actuales de actividad de la persona. Evaluar sus perspectivas y objetivos actuales con respecto a la actividad física y si les gustaría hacer más. Aconsejar proporcionando información, estableciendo metas y considerar monitorear su progreso. Los períodos breves de actividad son efectivos para mejorar la salud como las tareas domésticas y del jardín.

Cómo empezar?

Fases 1-2
Comience con una actividad de intensidad baja durante al menos dos semanas. En estos casos, se debe poder mantener una conversación completa sin dificultad mientras se practica la actividad. Estas pueden incluir tareas domésticas, en el jardín, caminatas suaves y ejercicios de equilibrio o yoga. También se pueden incorporar actividades de respiración y estiramiento.

Fases 3-4
Progresar a actividades de movimiento más desafiantes según la capacidad previa a la enfermedad. Estos pueden incluir intervalos de dos bloques de actividad de 5 minutos, como caminar a paso ligero, subir y bajar escaleras, trotar, nadar o andar en bicicleta separados por un bloque de recuperación.La persona no debe sentir que el ejercicio es «difícil» (intensidad moderada y podría mantener una conversación). Progrese agregando un intervalo por día según lo tolere.
La fase 4 implicaría un movimiento más complejo que desafía la coordinación, la fuerza y ​​el equilibrio, como correr, pero con cambios de dirección, pasos laterales y circuitos de ejercicios de peso corporal, pero nuevamente sin que se sienta duro. Después de completar la fase 4, las personas deberían sentirse capaces de volver a su nivel de actividad inicial (pre-covid) o más.
Se propone un mínimo de siete días en cada fase para evitar aumentos repentinos en la carga de entrenamiento, sin embargo, los pacientes deberían permanecer en la fase con la que se sientan cómodos durante el tiempo que sea necesario.
Si no progresa como se esperaba, debe retroceder a una fase anterior de actividad y buscar consejo médico cuando no esté seguro.

Dra. Sonia Costantini

logoblanco

Especialistas en Cardiología es un equipo de profesionales universitarios en cardiología dedicado a la prevención, diagnóstico y tratamiento ambulatorio de enfermedades cardiovasculares.

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