La desinformación y la información falsa, los rumores y las percepciones erróneas sobre las vacunas contra la COVID-19 plantean una amenaza no solo para la aceptación de las vacunas, sino también para la confianza de la población en el programa de inmunización.
Es por ello que este artículo tiene por objetivo abordar los mitos que circulan actualmente sobre las vacunas para la prevención contra el SARS-CoV-2.
Hablemos un poco más sobre la vacuna para prevenir el COVID-19
El tema de la vacunación contra el COVID-19 aún es causante de bastantes dudas en la mayoría la población. Desde en qué casos en necesario vacunarse, si la vacunación es o no obligatoria, o si tiene costo su aplicación, son algunas de las preguntas que más surgen sobre la inyección contra el SARS-CoV-2.
Según la OPS/OMS, las vacunas contra la COVID-19 ayudan al sistema inmunitario a identificar y a combatir el virus. Cabe destacar también que, esta vacuna, no debilita o sobrecarga el cuerpo, ni hará que caigamos enfermos. Aunque sí es cierto que algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves como dolor en el lugar de la inyección, dolores musculares o fiebre, estos síntomas desaparecen rápidamente.
Los efectos secundarios de la vacuna contra el SARS-CoV-2, son el resultado de la respuesta del sistema inmunitario a la vacuna y no son un signo de que se haya contraído la enfermedad.
Un dato también muy importante a tener en cuenta es que, luego de la vacunación preventiva, será necesario seguir usando máscaras, mantener la distancia física y lavarse las manos con frecuencia.
La disponibilidad de vacunas eficaces contra la COVID-19 es actualmente uno de los elementos esenciales para proteger a las personas de la enfermedad y asegurar que las sociedades puedan seguir funcionando.
¿Quién debe aplicarse la vacuna contra el SARS-CoV-2?
La vacuna para prevenir el COVID-19, crea inmunidad en quien se la aplica, pero sin los efectos nocivos asociados a la enfermedad por el virus. Permitir que la enfermedad se extienda hasta alcanzar la inmunidad colectiva o de grupo podría causar millones de muertes y que más personas vivan con los efectos a largo plazo del virus.
Aunque todavía queda mucho por descubrir sobre la COVID-19, la inmunidad que se adquiere después de padecer el virus, varía de una persona a otra, y dado que el COVID-19 puede acarrear riesgos graves para la salud y existe la posibilidad de reinfección, la recomendación general es vacunarse cuando sea posible, tras consultar a su médico.
Para el caso de las personas con COVID-19, que aún no se recuperaron, sean sintomáticos o asintomáticos, no debe vacunarse, sino esperar recuperarse para recibir las dosis correspondientes.
¿Qué personas se consideran recuperadas de COVID-19?
Cuando han pasado un mínimo de 10 días, y de 20 en casos severos o pacientes inmunocomprometidos, siempre contando desde que aparecieron los síntomas, más al menos 24 horas corridas sin fiebre (y sin utilizar antipiréticos) y con otros síntomas en mejoría.
Aquellos pacientes que no han presentado síntomas, y solo saben que tienen COVID-19 por la PCR positiva, deben esperar al menos 10 días para ser vacunados en casos no severos, y 20 días si son pacientes inmunocomprometidos.
Para las personas que presentaron COVID-19 severo y fueron manejadas con la terapia de plasma convaleciente y/o anticuerpos monoclonales, la espera será de al menos 90 días para recibir sus dosis de la vacuna.
Algunos recuperados con buena cantidad de anticuerpos, pueden esperar de 3 a 6 meses para ser vacunados, y así permitir que otra persona que no está inmunizada, reciba sus dosis de vacunación.
Fuente: CDC / OMS / OPS